3DeLAB: El Laboratorio Donde los Renders Aprendieron a Soñar
Todo comenzó como empiezan las buenas ideas: con un inconformismo elegante.
Mientras la mayoría se conformaba con renders que parecían salidos de un PowerPoint del 2010, Christian Ávila, arquitecto y creativo empedernido, decidió hacerle un desaire a la mediocridad visual.
Su pecado capital: la curiosidad.
Su escenario: noches frente al computador, explorando softwares que parecían sacados del futuro.
Su objetivo: que la representación arquitectónica dejara de ser un trámite y se convirtiera en un acto de expresión pura.
Así nació 3DeLAB. Pero ojo, esto no es un “estudio”.
Es un laboratorio de alquimia digital, donde el lápiz se junta con la inteligencia artificial, y el diseño arquitectónico muta en algo más profundo. Un lugar donde el boceto no es un borrador, sino el primer suspiro de una idea que quiere tomar cuerpo.
No es solo eficiencia. Es un nuevo idioma visual para arquitectos que no quieren traducir su visión a lo que el software “permite”, sino expandirla hacia lo que el software potencia.
¿qué es 3DeLAB?
Una rebeldía elegante.
Un manifiesto creativo.
El punto exacto donde el render deja de ser imagen y se transforma en emoción.
Wabisabi: Donde los Croquis se Vuelven Poemas Visuales
En un mundo donde los arquitectos aún sudan tinta para defender sus ideas frente a clientes, jefes de obra o renders que parecen sacados del 2005, Wabisabi llega como ese amigo que entiende sin que uno tenga que explicar demasiado.
Aquí no hay fórmulas mágicas… aunque lo parezca.
Todo parte con una línea, un trazo dibujado con cariño (o a la rápida, nadie juzga). Después, simplemente escribes cómo quieres que se sienta ese espacio: la luz filtrándose como en una casa japonesa, el concreto crudo como poesía brutalista, o la atmósfera de un atardecer en Valparaíso. Wabisabi lo toma, lo entiende, y lo convierte en una imagen que te deja sin palabras —y al cliente también.
Sí, lo hace en un minuto. Pero ese no es el punto. Lo verdaderamente alucinante es cómo lo hace: con Stable Diffusion, que traduce tus palabras como si fueran acuarelas mentales; con ComfyUI, que te permite ajustar los parámetros como si estuvieras armando una maqueta digital; y con Python, que orquesta todo tras bambalinas sin que tengas que meterte en nada técnico (porque ya bastante tenemos con AutoCAD).
El resultado es un render 4K que no solo se ve bonito. Se siente. Tiene atmósfera. Tiene alma.
Más que un software, es un aliado silencioso
Wabisabi no viene a reemplazar la creatividad. Viene a amplificarla. Es ese asistente que no interrumpe, no pregunta tonteras y no se queda pegado cuando más lo necesitás. Es el puente entre el croquis espontáneo y la emoción visual final. El vínculo entre lo técnico y lo poético.
Al final, cada línea que trazás tiene una intención. Y ahora, cada línea puede brillar como nunca antes.
Stable Diffusion es el corazón creativo de Wabisabi. Este modelo de inteligencia artificial entiende tus palabras como si fueran pinceladas. A partir de una simple descripción, es capaz de construir imágenes detalladas, atmosféricas y cargadas de intención. Es como tener un artista digital que traduce tu imaginación en visuales que impactan.
ComfyUI es la herramienta que hace todo más fácil. Su interfaz visual te permite interactuar con la IA sin enredos técnicos, de forma intuitiva y flexible. Cada ajuste, cada parámetro, se convierte en una extensión natural de tu forma de pensar como arquitecto o diseñadora. Con ComfyUI, tú mantienes el control creativo, sin complicaciones.
Python es el lenguaje que conecta todo detrás del telón. Es quien dirige la orquesta tecnológica para que todo fluya con armonía: desde tu boceto inicial hasta la imagen final. Gracias a su potencia y estabilidad, el proceso se siente ligero, rápido y casi mágico. Tú solo ves el resultado: una imagen que emociona.